El Yoga como práctica mental

Siempre digo que el Ashtanga Yoga es en realidad una práctica mental, aunque muchas veces la conocemos a partir del cuerpo: la práctica de posturas (asana). Lo que hacemos ahí es utilizar al cuerpo como vehículo para acceder a nuestro vasto mundo interno.

Dentro de la filosofía del Yoga, se considera a la mente como un complejo con: 

Una parte externa: BAJIKARANA. Compuesta por:

JÑANENDRIYAS: los 5 sentidos de percepción – vista, olfato, gusto, tacto y oído. Reciben los estímulos del afuera y los llevan hacia adentro.

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KARMENDRIYAS: los 5 sentidos de acción – reproducción, eliminación, habla, movimiento y prensión. Reciben la respuesta de la mente interna y reaccionan hacia afuera, es como nos vinculamos con el mundo externo.

 

Una parte interna: ANTAHKARANA. Compuesta por:

EGO: ideas, pensamientos, relatos, creencias y juicios sobre mí que me definen y arman mi personalidad en el tiempo. Aquellas cosas con las que me identifico: lugar de nacimiento, profesión, gustos, formas de ser, etc. Es la parte más densa de la mente.

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MANAS: mente cotidiana, continuo de ideas, ruido de mi cabeza. Suele accionar en conjunto con el ego. Está compuesta por los pensamientos y emociones asociadas a esos pensamientos.

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BUDDHI: intelecto, mente consciente. Aquí tomamos consciencia de las cosas, aparece el discernimiento entre lo que me hace bien y lo que no, lo importante y lo no importante, etc.

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CHITTAM: la parte más sutil donde están registradas las memorias de las experiencias de todas mis vidas (registros akáshicos). 

Bajikarana recibe la información que Antahkarana procesa, y luego sale una respuesta.

 

 

Cuando creo que soy la forma (el cuerpo, los pensamientos, las emociones, etc.) vivo desde el ego. El ego no ve la esencia de las cosas porque eso está más allá de la forma. Así es como se ve distinto, separado del resto, y siente que su forma no puede cambiar porque sino se vería amenazado tal y como es.  

La separación se convierte así en la principal responsable de los conflictos: cuando me siento separado del otrx busco reforzar mi sentido de ser alguien para fortalecer mi identidad. Al vivir desde el ego, vivo en un condicionamiento mental, el cual voy reproduciendo en automático, presx del diálogo interno. Y muchas veces no siendo consciente de eso. 

 

Toda acción, pensamiento y palabra deja marcas (samskaras) en el subconsciente, las cuales influenciarán tu carácter, estado mental, emociones, actitudes, gustos, deseos… Los samskaras son producto de las acciones pasadas de tu vida actual y de vidas anteriores y son catalizadores de la conducta. Todo pensamiento, palabra y reacción están influenciadas por ellos.

Los samskaras, como el conjunto de las impresiones que quedaron en la mente subconsciente a través de la experiencia, al repetirse forman hábitos o tendencias (vasanas).  Entonces los pensamientos generan palabras y acciones. Las palabras y acciones repetidas forman hábitos; y al repetirse se refuerzan, generando inclinaciones en la conducta. Los vasanas, al mismo tiempo, influencian los procesos de pensamiento y reacciones de la mente, derivando en acciones.

A veces las personas nos generamos mucho sufrimiento por ignorancia: por recrear conductas aprendidas o heredadas sin pensar, por no saber que podemos elegir actuar de otra manera. 

Ante una situación “x”, actuaré de tal forma según mi nivel de consciencia. Cada vez que experimente esa situación, actuaré de esa manera, reforzando esa acción, la cual acabará siendo una reacción. Reacción es cuando actúo por hábito, por impulso, sin pensar. Y cuando actúo sin consciencia, sin cuestionarme, sin discernir; genero hábitos emocionales inconscientes. 

Pasamos la vida repitiendo esos patrones mentales condicionados. Llega un estímulo y reaccionamos en función de las experiencias pasadas. Y esto es también a nivel macro: somos reproductores del patrón subconsciente del colectivo. 

 

Una herramienta que puede servir para empezar a desarmar esa ignorancia es la meditación: observar los pensamientos y tomar consciencia de que no somos ellos; somos la consciencia que los observa. Ahí Buddhi (conciencia) despierta y podemos elegir cómo actuar. Y esto es libertad. 

Para despertar la consciencia es fundamental acallar la voz de la mente cotidiana y del ego. Para ello debemos practicar la observación, para generar espacio suficiente entre el pensamiento o emoción y lo que soy realmente, la conciencia. De esta manera puedo ver los pensamientos sin quedarme atrapadx en ellos. Y a medida que voy practicando, voy reforzando mi capacidad de elegir. 

Meditando voy despojándome de la ignorancia de creer en mis sentidos, los cuales siempre serán limitados. Voy desarmando los relatos de mi ego que no me permiten evolucionar. Voy observando mis patrones de acción permitiendo que el presente los remodele continuamente. Voy acercándome a mi esencia, a eso que está más allá de las formas. Voy reencontrándome con mi verdadera naturaleza: la conciencia.

Si te gustaría profundizar en estos conceptos, podés acceder al Taller Intro al Ashtanga Yoga donde hablamos en detalle sobre como la práctica puede darnos esta mayor libertad para elegir ser quienes queramos ser. Ingresá a la grabación desde aquí!