Yoga y la mente

Patanjali en el segundo sutra define al yoga como el cese de las fluctuaciones de la mente. El Ashtanga yoga es entonces una práctica mental que se vale del cuerpo como un medio para que puedas acceder a tu mente.

El yoga buscará, a partir de diversas herramientas, trabajar sobre tu conciencia para que puedas conocer tus patrones de pensamiento, percepción y acción y transformarlos por versiones más amorosas cuando sea necesario.

Además, el trabajo que realizás sobre tu atención cuando realizás asana (posturas) o pranayama (expansión de la respiración) también está operando sobre la internalización de tus sentidos y la activación de tu conciencia testigo. Aprendés a registrar todo lo que pasa adentro con menos juicios. Y claro que lo mismo empieza a pasar con lo de afuera.

Practicar los pasos propuestos por el Ashtanga Yoga por un tiempo largo con dedicación generará calma mental. Desde esa paz interna, las decisiones se tomarán de forma más genuina y habrá más simpleza en todo lo que te rodea.

Además, podrás mirar y actuar sobre vos y les demás desde ese estado de armonía y equilibrio que no significa que no vas a sentir más emociones como enojo o tristeza o que no vas a tener más problemas sino que podrás identificar cuánto viene de tu mente y cuánto es “real” sobre cada situación.

La mente es la mediadora y es la que arma el relato que nos contamos. Sabe qué decirnos, cuándo y cómo. Conocerla, observarla, escucharla, verla, integrarla y entrenarla nos dará más libertad.

Una mente calma operará mejor sobre la gestión de las emociones y la energía, ayudando a disminuir el estrés y calmar la ansiedad y la depresión. Además, estará generando tierra fértil para cultivar cualidades como el amor, la compasión, la aceptación, la ecuanimidad, la disciplina, la voluntad, el respeto y la presencia.

Dicen que tenemos una mente mono, que va saltando de pensamiento en pensamiento. El yoga desmaleza los caminos de esa selva para que podamos poco a poco elegir a qué árboles subirnos, viéndolos previamente y desautomatizando esa acción.

Sin embargo, nada de esto sucederá mágicamente y nadie puede hacer el trabajo por vos. Por eso la práctica se propone como una disciplina diaria que incluye lineamientos sociales, individuales, posturas, ejercicios de respiración-energía y trabajo con la propia mente. Así como todos los días nos lavamos los dientes sin expectativas pero sabiendo que se trata de algo que nos hace bien a largo plazo, de igual modo, todos los días, practicamos.