Yoga y la energía

Dentro de la tradición yóguica tradicional el Prana es la energía vital. Es el puente entre cuerpo, mente y conciencia. La manifestación física del prana es la respiración.

El prana está en constante movimiento recorriendo los centros energéticos del cuerpo, llamados chakras. Los chakras buscan mantener en equilibrio la energía interna distribuyéndola por dentro.

En cada inhalación tomamos prana y lo distribuimos por dentro de modo ascendente; en cada exhalación soltamos prana y lo distribuimos por dentro de modo descendente.

Los pensamientos, las emociones, los estímulos del afuera influyen sobre el prana generando bloqueos u obstáculos energéticos que generan acumulación de energía en algunas zonas y falta de energía en otras.

Esta misma energía muchas veces se representa como una serpiente que yace dormida en el sacro, en la base de la columna vertebral: la Kundalini. Podemos ir despertándola para que ascienda por este canal central del cuerpo, redistribuyendo nuestra energía, conectando nuestra vida material con nuestra esencia divina.

Si bien tenemos muchos chakras, hay siete principales que recorren nuestro eje central, conectándonos con distintas vibraciones: órganos, colores, sonidos, mantras, emociones, aromas, elementos, piedras, etc.

Con la práctica sostenida de yoga (posturas, ejercicios de respiración, técnicas de meditación, autoindagación, observación interna, etc) vamos devolviéndole el equilibrio al prana, elevando la Kundalini y armonizando nuestros chakras.

Además, a medida que afilamos nuestro propio registro y empezamos a identificar qué centros están con energía alta o baja podemos empezar a utilizar otras herramientas para autogestionar este balance: gemoterapia, aromaterapia, cromoterapia, alimentación consciente, afirmaciones, etc.

El yoga también es una práctica que fomenta el discernimiento y la intuición más sensitiva con nosotres mismes, porque agudiza los sentidos en la mirada interior pudiendo escucharnos con menos prejuicios, observarnos como testigos de nuestras vivencias y habitarnos en el presente entendiendo la mutabilidad de toda la materia.

El yoga nos invita a (re )conocernos como energías en constante transformación con la capacidad de autorregularse.