Atención y energía = meditación

¿Qué es meditar? 

“Meditar no es estar en un lugar silencioso; es ser el silencio que observa cualquier ruido”

Meditar es estar presentes. Es habitar cada momento y cada lugar con plena conciencia. El estado meditativo es contemplativo, es de observación tranquila, es de calma y claridad. El estado meditativo es ecuánime, no se apega a los placeres ni siente aversión por los displaceres; entiende que ambos son transitorios.

El estado meditativo se entrena. A partir de diversas técnicas podemos empezar a observar nuestra mente, llevando nuestra atención voluntariamente hacia donde queramos e intentando fijarla ahí por el tiempo que determinemos. 

 

Efectos de la meditación 

“Se le preguntó a Buda: ¿Qué has ganado con la meditación?  Él respondió: Nada; sin embargo, te digo que he perdido la ira, la ansiedad, la depresión, la inseguridad y el miedo a la vejez y la muerte”.

Meditar cotidianamente calma nuestra mente, favoreciendo el descanso y la relajación. Asimismo, nos permite pensar con más claridad, optimizando nuestra energía, dándole mayor espacio a nuestra potencia creativa interna. Disminuye el estrés, favoreciendo el autoconocimiento y ayudando a la modificación de creencias limitantes y a la transformación de patrones de pensamiento y acción poco saludables.

 

Mindfulness

No importa lo que estés haciendo ya que puedes elegir hacerlo estando plenamente presente, con concentración y plena consciencia; así, tu acción se convertirá en una práctica espiritual”. Thich Nhat Hanh

El mindfulness  o atención / conciencia plena es una corriente meditativa budista moderna que propone aplicar la concentración en nuestra cotidianeidad. Sostiene que la atención es la energía que nos hace estar plenamente presentes, plenamente vivos en el aquí y el ahora; es aquello que nos permite volver a tomar contacto con lo que pasa en nuestro cuerpo, en nuestros sentimientos, en nuestro pensamiento y también en nuestro entorno en el presente.

La concentración y el mindfulness son las energías centrales de la práctica espiritual para esta corriente. La plena conciencia en el hacer cotidiano nos proporciona fuerza para controlar las dificultades que surgen en nuestra vida en sociedad. Dondequiera que estés, el mero hecho de ser consciente de tu cuerpo y del estado de relajación, tensión o dolor (o incluso de todos a la vez, en diferentes áreas) que estás experimentando, ya te permite cierta comprensión, cierto despertar.

El mindfulness es atención, es la capacidad de reconocer lo que está pasando en cada momento como es; aceptarlo. Ser consciente de cada movimiento sin estar pensando al mismo tiempo en otras cosas. Intentar ni apurarnos ni ansiar estar en el futuro. ¡Eso es la meditación! Ofrecernos a nosotres mismes nuestra presencia genuina en cada momento. Valorar y agradecer cada instante de la vida como un regalo que nos fue dado.

 

Pasado, presente y futuro

La plena consciencia o atención plena es la capacidad de proyectar la luz de la consciencia y la atención sobre todo cuanto acontece aquí y ahora. Nos ayuda a vivir con profundidad cada momento de nuestra vida diaria. Tenemos hábitos mentales negativos que surgen una y otra vez. Uno de los hábitos negativos más relevantes es permitir que nuestra mente se proyecte constantemente hacia el futuro. Podemos albergar muchos temores respecto al futuro porque no sabemos cómo va a ser, y esas preocupaciones y ansiedades nos impiden disfrutar el estar aquí y ahora. La práctica de meditación consiste en traer la mente de regreso al presente y reconocer el hábito cada vez que nos aparta de él.

Algunas personas están consumidas por los recuerdos y pensamientos del pasado. Su duelo, su pena y sus lamentos los condenan a aprisionar su vida en un pasado doloroso. No pueden vivir en el momento presente como personas libres. La realidad es que el pasado se ha ido; lo único que queda ahora son impresiones que persisten en las profundidades de nuestra consciencia. Sin embargo, esas imágenes del pasado continúan obsesionándonos, bloqueándonos e influyendo en nuestro comportamiento en el presente, puesto que nos inducen a decir y hacer cosas que realmente no queremos decir ni hacer. Perdemos toda nuestra libertad.

En el Sutra budista de la plena consciencia de la respiración, uno de los ejercicios recomendados por Buda recibe el nombre de «calmar las formaciones mentales». En este caso, «formaciones mentales» alude específicamente a estados de la mente como la envidia, la preocupación…

Podés decirte internamente: «Al inspirar, reconozco las formaciones mentales presentes en mí.» Podemos llamar por sus nombres a esos estados que descubrimos: «He aquí la irritación»; «Esto es la ansiedad», etcétera. No pretendemos suprimirlas, juzgarlas o alejarlas. Reconocer su presencia es suficiente. Es la práctica del reconocimiento desnudo: no nos aferramos a ninguna de las cosas que pasa por nuestra mente, pero tampoco tratamos de liberarnos de ellas.

«Al espirar, calmo esas formaciones mentales.» Al respirar conscientemente mientras reconocemos las formaciones mentales, nos concedemos la oportunidad de sosegarlas. Practicás la meditación, porque ejercitás un sentido de la observación y la contemplación profundos. Así calmás las emociones y formaciones mentales perturbadoras cuando se manifiestan. Creás un diálogo interno más amoroso aceptando lo que es, como es a cada segundo.

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